by Jesús Morales Serrano... Con la tecnología de Blogger.
martes, 28 de febrero de 2012

Eso que antes llamábamos justicia

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   Hola bloggers. Después de algún tiempo de abandono vuelvo al Diente. 

   En realidad nunca me había ido, pero eso ya lo sabéis, yo siempre pululo por aquí y por allí como el abejorro que cuida de su flor favorita. Como suele ocurrir cuando dejo pasar tanto tiempo, la actualidad nacional e internacional se revoluciona. Quizás de las noticias que se han ido sucediendo en el transcurso de este frío mes de febrero, la que más me ha impactado ha sido la muerte de cientos de personas en Europa, especialmente en Ucrania, debido precisamente al frío... La verdad más cruda es que estamos en el siglo XXI y aún mueren vagabundos y sin techo por las calles, hay realidades que no parecen someterse a la evolución de nuestros días, y algunas son francamente desagradables. Hay veces que soy un utópico y hay veces que veo a nuestra sociedad adoptando un rol egoísta y avaro, más propio del protagonista de "Cuento de Navidad" de Dickens.

   Pero no vivimos en la Gran Bretaña del siglo diecinueve. En nuestras fronteras se han celebrado varios juicios muy célebres y hoy les dedicaré unas líneas.

   El caso de los trajes de Camps ha sido, como suele ocurrir en nuestra amada nación, de pandereta.  No pienso entrar a valorar la resolución del jurado popular que me limito a respetar, como devoto del Estado de Derecho que abandero en mi día a día y del que me nutro con mis estudios universitarios, ahora bien, con la publicación de su Acta de Votación repleta de una buena cosecha de faltas ortográficas creo innecesarias las valoraciones añadidas.

   Más espinoso ha sido sin duda el juicio al juez Garzón en la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Ambos juicios mantienen un denominador común, el caso Gürtel. Los intereses políticos han jugado la mayor baza en esta pelea de gallos, en que la justicia ha quedado relegada a un plano secundario. A diferencia de Camps, Garzón ha recibido una sanción considerable por llevar a cabo una serie de escuchas ilegales, destinadas a esclarecer los hechos en una trama de corrupción cada vez más oscura y de difícil acercamiento por parte de los que tienen el poder para hacerlo, la trilogía del poder estatal. Desde luego, parece que la inhabilitación de once años a Garzón disuadirá de cualquier intento parejo por parte de los integrantes del poder judicial. En otro orden, el otrora magistrado quiso acercarse a los crímenes del franquismo con valiosas intenciones pero reconocido fracaso, por lo que también habría sido querellado por una serie de partidos y sindicatos de ultra derecha, así como diversas causas abiertas por presunta comisión de prevaricación y cohecho. Su labor ha sido avalada por la Comisión Internacional de Juristas, Amnistía Internacional o Human Rights Watch quienes, como muchos medios de comunicación en el mundo, se escandalizaron con la sentencia.

   Como quien les escribe no es jurista sino a lo sumo niño probeta, prefiero hacer valer la voz de los Tribunales, aun cuando sea contraria a mis ideales y la analice, eso sí, con punto crítico.

   El tercero de los juicios sometido a múltiples valoraciones en la calle, ha sido la llamada a declarar de Iñaki Urdangarin. El yerno del Rey habría desviado dinero público desde el Instituto Nóos que presidía. El juicio a mi parecer tiene mucho de época, del último Medievo español y la Edad Moderna en que el pueblo saldría a la calle a reclamar la cabeza del noble en la picota de la plaza mayor. Si bien la I República no desembarca en España hasta 1873, siempre he encontrado ironía y desafección en aquello de "El Rey ha muerto, ¡viva el Rey!" en realidad, es el aullido de los más monárquicos, por eso de la continuidad.

   Pese a lo que haya ocurrido o pueda ocurrir en un futuro, la historia tiene algo de bonito. El sábado cuando el Duque de Palma prestaba declaración sobre sus fructíferos negocios, se acordó de nombrar e incluir en su particular lodazal al entonces presidente de la Comunidad Autónoma valenciana, Francisco Camps (puede sentirse especial este hombre saliendo de las bocas de tanta gente). En cualquier caso, parece que hemos cerrado el círculo que une a estos tres casos, si bien me temo el círculo es mucho más grande e incluye muchos otros nombres.

   Hay mucha turbiedad en Valencia y Baleares, y por otras cuestiones en Andalucía, y por supuesto y por desgracia, en muchos otros puntos del país. La sociedad española ya ha salido a la calle, la juventud se moviliza (no siempre con acierto) y trata de recuperar el poder cedido ya no sólo a una pobre clase política, sino a toda una estirpe de amigos, colegas, camaradas, enchufados, aprovechados, getas, pelotas, que reparten el dinero de los contribuyentes y deciden el rumbo a tomar por las concejalías municipales, las diputaciones provinciales, las consejerías autonómicas y hasta los ministerios nacionales, para beneficiarse a sí y a los suyos. Es realmente alarmante. 

   Mientras desde Europa, que es la que mueve el timón en lo trascendente, se nos exige reducir la inflación que no es muy alta con medidas encaminadas a aumentar más y más el desempleo, a zambullirse hasta el fondo en una recesión de la que parece más que complejo lograr salir indemne.

   Concluyo. Si España se llena de aprovechados del sistema, millones de parados y sufrimos una fuga de cerebros ¿Qué o quién nos queda? ¿Qué o quién va a venir a salvarnos ahora?

(...)

   El Ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, me ha fallado. Nunca he disimulado la simpatía que me causa el que fuera Alcalde de Madrid durante años, sobre todo al compararlo con su esperpéntica sucesora quien abrazada a su sueldazo y a las varias y cuantiosas retribuciones que percibe su marido, osa reclamar la solidaridad ciudadana pidiendo al funcionariado madrileño que desempeñe su labor como voluntario.

   Más allá de la comicidad de Botella, apuntaba una decepción personal con Gallardón que, desde su conocimiento del mundo legal, está postulando por una neo cadena perpetua "reversible", de nombre moderno pero idéntico contenido, de la que se deriva la indefensión del ciudadano frente al Estado que absorbe una esfera de poder inalcanzable e indeseable, la disposición de la vida humana. Gallardón sucumbe así a las sensibilidades sociales de quienes no comprenden el derecho y sus garantías, y el resultado a largo plazo no puede ser otro que la conducción a un modelo que vulnere los derechos fundamentales por sistema.
 
 
¿Qué es la justicia?
 
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