by Jesús Morales Serrano... Con la tecnología de Blogger.
miércoles, 28 de diciembre de 2011

Luciérnaga

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   Cae la noche al otro lado de la ventana, llega el frío y atisbas la inminente conmoción cerebral, fruto indeseable y predecible del cóctel amargo de miedo con soledad. Y ahí está, es sólo un parpadeo, una débil luz que anuncia un mundo radicalmente nuevo, distinto y más bonito. Con una rareza y esplendor sólo equiparable a la del arcoíris posterior a la lluvia y los rayos de sol, aparece revoloteando, melódica y suave, la luciérnaga.

   Como el puente de plata que salva la vida del héroe perseguido por su villano aparece en el momento más deseado y lo hace tocando la ventana, no uno sino una centena de insectos brillantes. Dejando que se cuelen por todas partes, te olvidas de la preocupación, de la prisa y el trabajo, te olvidas de tu yo más feo y aburrido, apagas la luz eléctrica (ahora innecesaria) y dejas que suene la música de Owl City.



   
   Desordenan tu escritorio, tu armario y tus cajones... toda la habitación se ha llenado de papeles, ropa y secretos desvelados, las paredes y el suelo se bañan en color verde, amarillo, azul y morado, juegan contigo y tú con ellas, no hay nada ni hay nadie que pueda robarte este momento.

   Absolutamente feliz y exhausto. Estás radiante. Si alguien pudiera verte ahora te diría que la pandilla de bichos ha desprendido en ti su jugo y que a tu lado a penas se aprecia ya el fulgor de las luciérnagas. Luz fosforescente que recorre tus venas y un ligero temblor en las piernas y los brazos, poco queda en ti de ser humano, eres grande, deslumbrante y genial...

Una estrella.

   La ilusión se ha cristalizado en materia, y te abraza y embriaga, y no quieres dejarla, porque ahora crees que te pertenece... pero en tu interior hay algo o alguien que sabe que lo que ves no es ni puede ser realidad. Pero todo da igual, lo desoyes y disfrutas como si fuera la última noche y ese baile de locos fuera a permanecer el resto de días que te quedan de vida. 

   Comienzas a flotar pero te chocas contra el techo, las diminutas luciérnagas te animan entusiastas pero todos tus esfuerzos son en vano, tu cuerpo está herido y el corazón y el orgullo se han hecho daño. Se apagan poco a poco todas las luces de tu cuerpo e impactas contra el suelo. Vuelan las luciérnagas, que escapan una tras otra por la misma ventana por la que habían entrado hace sólo un momento, se desvanece Fireflies... 

(...)

   ¿Realidad, conmoción, muerte o sueño? eso es lo menos importante. La historia, en clave de Kafka, es increíble para unos sentidos mal acostumbrados a la rutina... Hoy quiero cerrar la entrada, la última del año, animándoos a ver "La tumba de las luciérnagas", un filme más de la japonesa Studio Ghibli, que no conocía cuando escribí la entrada Planeta Ghibli en admiración a la cinematográfica, a sus genios y su obra, y que resulta sencillamente desgarradora y frágil.

   Poco más puedo escribirte, que no sea darte las gracias por permitirme contarte mis relatos estúpidos, macabros, bohemios e incoherentes. Te deseo lector un muy feliz año nuevo y cierre con broche de oro del presente. Yo me quedo aquí, disfrutando del recuerdo del año viejo, mucho más dulce si cabe por la compañía incomparable del Diente de León. 



Fotograma de "La Tumba de las luciérnagas" de Isao Takahata (1988).
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jueves, 22 de diciembre de 2011

Una derrota... o dos.

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   En los dos últimos años de instituto, tuve la suerte de coincidir con mi, entonces y ahora, amiga Anabel. Ayer estuve ojeando una vieja agenda y leí unas palabras adolescentes escritas por ella: "Sonriendo te quiero ver, aunque a veces nos toque perder"... la frase es en realidad parte de una estrofa de "Halcón" del grupo Saratoga, uno de sus favoritos. Meciéndome en el recuerdo y abrigado por la nostalgia, me he clavado una daga de tristeza y convulsión. Puede que sin saberlo me encuentre sumergido en un bucle buceando contra la corriente.

   A menudo me pregunto por qué es el ser humano tan vulnerable, siendo tan perfecto orgánica y racionalmente. Hoy leía unas líneas, asociadas a Einstein, sobre lo benévolo de la crisis, las posibilidades que nos ofrece a transformar y revolucionar lo establecido. La paradoja es que debe ser el desequilibrio mismo el que nos ayude a recuperar el equilibrio perdido.

“La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura… Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”

   Las palabras, cabe pensar, resultarán vacías para el que además de la ilusión haya perdido la paciencia... En cualquier caso, y más allá de charlas psico-motivadoras, parece razonable entender que contienen mucho de verdad y nos empujan a avanzar. Ahora que decae la cultura, y queda relegada a lúgubres cafeterías o círculos de intelectuales y, en cualquiera de los casos, a corazones bohemios; mientras el televisor escupe mierda... no perdamos además la esperanza de recuperar lo bueno y humano que somos capaces de desentrañar.

   Definitivamente, la semana pasada no fue muy buena, y no sólo porque dejé de volar sobre el Diente de León... ausente y derrotado, observador no partícipe de mi vida, de la llegada de la sombra y de lo peor de mí. Hoy empiezo hablando de Anabel, puede que mi antítesis, ella que ha logrado salir del nido y despegar sin frenos, pienso que sabe que no será fácil y que aún quedan retos en el camino pero, mientras los mire de frente, no habrá quien la pare, de eso estoy seguro.



 Automat. Edward Hooper.
 





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lunes, 12 de diciembre de 2011

Micro imperio

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   Mírale y mírale sin vergüenza. Quizás no lo sepas pero su orgullo es la envidia que cree despertar, su mejor obra haber construido castillos en el aire, vacíos de cualquier atisbo de sentimiento y emoción. 

   No es una cuestión de odio, aunque su mirada altiva sea capaz de fundir el hielo, romper el cristal y partir el acero. Su cuestionable valía deja paso a una ignorancia tan grande que le permite creer que al morir será recordado por un talento que no existe.

   Vaya por delante que no pretendo abanderar un tópico, desde luego estúpido, que consigne la humildad como condición suficiente para el talento, aunque quizás sea condición necesaria, el talento (como la humildad) no deja de ser algo absolutamente innato.

   Y dónde vive, te preguntas. Allá donde crezca más verde la hierba y los frutos nazcan más gordos y sabrosos... O al menos así lo verán sus ojos, lo olerá su nariz, y lo degustará su boca. No permitas que te engañe, es uno más entre los siete miles de millones de personas que se despiertan cada mañana, con un café en la mano dispuestos a empezar la jornada. 

   No, no hablo de nadie en concreto... sino de algún tipo de monstruo, uno capaz de devorar el alma donde empezó a gestarse un tímido y maldito día en que el cerebro pedía algo más.

   Probablemente sea el menos indicado para escribir algo como esto, o puede que todo lo contrario pues, durante mucho tiempo (puede que aún hoy) he conocido a ese monstruo, le he dado cobijo y puesto límites, seguramente ignorando el desprecio que despertaba, tampoco me importaba ni me importa... Si quieres mi opinión, te diré que me mantengo irreductible en la creencia de un mínimo necesario de amor propio, las personas que se amparan en la falsa modestia merecen tan poco respeto para mí, como los descritos anteriormente. Es más, podría decir que comprendo mejor a los primeros, porque se entregan sin ambages movidos por un espíritu más o menos absurdo, que a aquellos que se esconden en la simulación y el autodesprecio. 

   Al vanidoso, sin embargo, le avala un cerebro que le juega malas pasadas, una severa distorsión de la realidad, que aún cuando se apoya en cierto grado de objetividad, siempre (y subrayo siempre) se ve enaltecida por la prepotencia ya descrita. 

   Es uno de los siete pecados capitales, y también es mi favorito. Quien inventó los siete pecados debía ser un ingenuo o un cínico... todavía no estoy seguro. Hay pocas enumeraciones que describan mejor los impulsos más bajos que toda persona sentirá a lo largo de su vida. Rechazarlos como socialmente inadecuados es, bajo mi punto de vista, un puritanismo y una estupidez.

   Seguramente la persona que quiero describirte no tenga nada que ver conmigo ni con cualquier otro que alguna vez se ve picado por el incisivo aguijón de la soberbia. Es un ser ordinario que ha erigido su vida en un imperio del cual es el único gobernador, expulsando de la corte a cualquiera que se atreva a respirar en su compañía, a compartir el aire. Por desgracia el mundo gira a otro compás, y cuando se levanta de su trono y aprecia la enfermedad que le corroe, suele ser lo suficientemente tarde como para que al gritar alguien pueda escuchar su voz ajada y humilde, nuevamente, humana. 


Las manos de la pianista Sylvia Torán.

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lunes, 5 de diciembre de 2011

Hello again stranger.

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   El día treinta de noviembre era el día cero... atenazado por los nervios y con el miedo en la mirada, salía de casa preparado para la batería de tres exámenes que me esperaba en la Autónoma. En realidad hubiera preferido no moverme de casa y quedarme comiendo gofres de chocolate y azúcar, viendo alguna serie de los noventa estilo Friends o Los Simpson y echarme un sueñecito...  

   Superada la tormenta llegó, fresco y soleado, un año más, diciembre. Y os contaré cómo apareció el mes, un balón de oxígeno a mi vida, que me permitió olvidar el cansancio y tomar un par de buenas decisiones.

   La tarde de los jueves siempre es agotadora. Después de la pesadilla que supone la clase magistral de derechos reales, Miguel, Maru y Angy me secuestraron en su coche rojo y me invitaron a su super cena de recepción de diciembre. Risas, música, productos gourmet y algún cotilleo que otro, amenizaron una velada en la que francamente lo pasé genial. La noche había acabado bien, o al menos así lo creía hasta que miré el reloj. Corriendo por coger los últimos metros de la ciudad, atravesé todo Madrid mientras las estaciones cerraban y yo, como el conejo de Alicia, había olvidado lo demás y sólo era consciente de lo tarde que llegaba.  

 
Charlie Brown grita "AAUGH!"

   Por fin ocurrió. El débil lazo que me ataba a la red social "tuenti" se había gastado ya lo suficiente como para necesitar cortarlo, es más correcto pensar que se deshizo solo. No quiero ser violento con ese mundo, en el que tengo tantos amigos, de los cuales algunos lo son incluso en la vida real. Mi opinión negativa tampoco logrará destruirlo, por ello me limito a sugerir a los adeptos que abran mucho y bien los ojos y que puedan ver, como yo he visto, la realidad que se esconde tras él. Nunca antes habíamos sido, tanto como hasta ahora, sujetos experimentales, fruto de etiquetado y subversión a estudiados cánones sociales. De momento me quedo en facebook, por el menor grado de implicación y muestreo de la vida privada... mañana dios dirá. 

   El segundo de mes conocí al escritor Nicanor Parra, el nuevo premio Cervantes... dado que nunca había oído hablar del chileno y de su antipoesía decidí iniciar mi propia investigación y leer algunos de sus versos. Más allá de la calidad de su trabajo, no hay duda de que es un revolucionario, crítico de los grandes (Huidobro o Neruda) se atreve con un género tan clásico y le acuña su propia esencia. Es un valiente. Leía en el periódico del viernes este poema en que retrata su obra:

Durante medio siglo
la poesía fue
el paraíso del tonto solemne
hasta que vine yo
y me instalé con mi montaña rusa.

Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
echando sangre por boca y narices

La montaña rusa (Versos de Salón) Nicanor Parra
  
   Así llegamos al fin de semana, en vísperas de Constitución e Inmaculada, paso los días en mi pueblo natal, del que últimamente me resulta tan difícil salir como volver a entrar, deviene inaccesible y no sé bien porqué... algún día os hablaré de La Solana. 

* Breve inciso para el lector: Es cierto que llevo mucho tiempo haciéndole promesas del estilo, con la recurrente fórmula "algún día os hablaré de" y he cumplido pocas o ninguna... No lo tome a mal, yo las dejo caer, es la magia del blog.

   En mi tierra las actividades principales que ocupan mi tiempo son dos: Comer y dormir. Casi parece que hubiera dejado todo rasgo de humanidad en la ciudad y dedicara aquí los días a animalizarme. También escucho algo de música. La Casa Azul ha vuelto con fuerza, el estilo de Milkyway me ha atrapado de nuevo sin remedio... y es que cualquier momento es bueno para abrazar sus nuevos temas "¿Qué se siente al ser tan joven?" "Los chicos hoy saltarán a la pista" "Una mañana"... podría citaros todas pero me parece innecesario y vulgar. También veo alguna película, hoy ponen en televisión "El diario de Bridget Jones" creo que la he visto entre 594 y 597 veces, pero no puedo resistirme a disfrutarla una vez más.

   Mañana tomaré un café con mi viejo amigo Alejandro, y aunque hay más de uno que no ha bajado a verme, no puedo culparles, yo llevo haciendo lo propio desde septiembre. Ahora sólo quiero, de hecho necesito, quitarme el olor a rancio de las aulas, paseando por mi pueblo con las caras y recuerdos de un tiempo no tan lejano... aunque la vida se empeñe cada día en marcar más grande la distancia, pesa más mi negación y mi enfrentamiento.

...

   Es todo por hoy.

   Veréis que Diente de león ha vuelto a cambiar de pelo, espero vuestras críticas.
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