by Jesús Morales Serrano... Con la tecnología de Blogger.
domingo, 23 de octubre de 2011

Punto crítico

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   Hola lectores. Hoy os habla un nuevo yo, algo más viejo. El pasado veintiuno de octubre superé los 7.300 días sobre el planeta Tierra, otro día más, pero que pude vivir con mucha gente a la que quiero y que realmente me quiere. Mis veinte años y los que están por venir estarían vacíos en su ausencia.

   Con el punto de vista completamente desenfocado os escribo sin saber cómo asumirá Libia su futuro, han sido meses de rebelión contra un régimen injusto... y ¿cuál es el final de su dolor y de su guerra?

   A ojos de niño, Muamar el Gadafi ha muerto como un mártir, sin ser más que una persona miserable que alentaba el terrorismo a escala mundial y privaba, como buen dictador, a su pueblo de los derechos fundamentales inalienables al ser humano. Qué paradoja la de los derechos... a veces pienso que los más privilegiados somos meros tenedores de derechos al servicio de unos parámetros ambiguos, y en ningún caso dueños.

   Por otra parte la postura de la OTAN y su entrada en el conflicto armado no es más que una excusa para recuperar el petróleo perdido... baratas y pobres palabras que encierran mucho más de lo que muestran, personajes decepcionantes como Obama quien celebra la muerte del dictador y la activa participación estadounidense... ¿no es precisamente ésta la misma conducta que adoptó tras la muerte de Bin Laden? hasta donde alcanza el poder de ejecución del estado, ¿incluye la disposición de la vida humana? si es así... en algo nos hemos equivocado, o si lo permiten, en algo se han equivocado nuestros amigos del otro lado del Atlántico. 

   El dictador había granjeado simpatías públicas entre los líderes europeos y americanos cuando las relaciones comerciales eran buenas y se abrían las puertas a las petroleras de occidente, así lo muestran sus intervenciones en Naciones Unidas o el G8. Ahora que está derrocado y muerto, Francia, máxima impulsora del bombardeo de Libia, se ha hecho con el 35% de las reservas petrolíferas del estado por el apoyo brindado a los rebeldes. Chapeau!

   Para mi desgracia tengo una teoría y en ella soy irreductible. Un hombre o una mujer no son capaces de cambiar su persona por muchas veces que pretendan alterar su rol o carácter, es un punto de no retorno o punto crítico al que siempre se vuelve, y es el de nuestra persona, naturaleza humana sin aditivos. En la medida en que Gadafi, mal que nos pese, era una persona, no debemos conducirnos a engaño lo fue en calidad de dictador tanto antes (cuando era bien acogido por las potencias mencionadas, España inclusive) como después (cuando lo han matado, como al toro que se desangra en la plaza).

   En otro orden, también quiero dar unas pinceladas, absolutamente necesarias, al último comunicado de la banda terrorista Euskadi Ta Askatasuna, (más conocida por sus siglas, ETA), en las que afirman poner fin a una era de setenta y cinco años de violencia. No sé en qué grado son proféticas, ni puedo saberlo... aunque todo apunta que la batalla no ha acabado, parece que la muerte injusta toca su fin. Me quedo con las palabras del presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, quien rechazaba el reconocimiento o la valía de la banda y otorgaba el mismo a los distintos gobiernos democráticos en el triunfo contra el terrorismo y a una adolecida sociedad vasca. No puedo ignorar el marco en que se ha inscrito la historia (la conferencia de paz de San Sebastián y la convocatoria de elecciones generales a un mes del anuncio de ETA) y parece complejo desgranar todas las piezas, sobre todo partiendo de que algunas no están en el tablero. Pero reconozco sin ambages que si hoy hablamos de la histórica caída de la formación terrorista, ha sido en gran parte por el excepcional trabajo del ministerio del interior en los últimos años, y también (pese a que muchos les cueste reconocerlo) a la apertura a una gran parte del pueblo vasco de las urnas electorales.

   Solemos ser muy críticos con nuestro país, a menudo lo definimos a placer como un estado de vagos y corruptos... pero la imagen que España está demostrando estos días es un símbolo de unidad nacional frente al mal común, que no es otro que ETA, y lo que es más de valores democráticos reales, tan ausentes en otros países que, quizás en mejor situación económica que el nuestro, aceptan la muerte como moneda de cambio, o en su caso, el petróleo.

 Foto de Ben Heine, de su obra Pencil vs Camera
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