by Jesús Morales Serrano... Con la tecnología de Blogger.
domingo, 25 de septiembre de 2011

Israel y Palestina

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   Hola amigos! El otoño ya llegó. Como siempre en estas fechas se pone en contraste la alegría del cambio estacional con la pereza del regreso al trabajo y la monótona vida diaria... también tiene sus ventajas, de eso no hay duda. En cualquier caso, hoy no iré por esos derroteros, la actualidad internacional se muestra tan dinámica que mis ojos se llenan, nublando mi mente de cualquier otra temática para el Diente de León.

(...)

   Desde el momento en que el pueblo judío se vio obligado a exiliarse (supervivientes de una masacre, los más afortunados, dejando a tantos otros que cayeron esclavizados o muertos en la destrucción del Templo por el ejército de Babilonia) comprendió que dejaba la que hasta entonces había sido su tierra, la tierra de Israel, pasando a ser ahora la Tierra Prometida. Así nace el sionismo, toda una corriente ideológica que abogará por la devolución al pueblo hebreo de su viejo hogar arrebatado por la historia.

   Como eternos pioneros comenzaron una diáspora que les llevó a vagar por Oriente Medio, Europa y África... pero no siempre fueron bien recibidos. En muchos casos no se comprendía la diferencia de credo, pero en la gran mayoría, lo que no se comprendía era su oficio, el de finanzas: pedir un préstamo siempre es divertido, lo aburrido es devolverlo... y aún más hacerlo con intereses. Así, fueron concebidos como los usureros del Mundo Conocido. La Edad Media no les jugó grandes pasadas, pero al menos consiguieron solidificar sus raíces y cristalizar la suya como una cultura rica.

   La sociedad de todo el mundo se estremeció y aún se estremece con la Segunda Guerra Mundial y, en especial, con la parte que recibió nuestro pueblo errante en el Tercer Reich de Hitler. El antisemitismo acabó con la vida de seis millones de personas hebreas.

   En 1948 y con las heridas de la guerra abiertas, la ONU reconoce la existencia de un Estado judío (en la tierra de la que fueron expulsados, en Israel) y otro musulmán, ambos en la colonia británica de Palestina.

   La declaración de independencia israelí no fue, sin embargo, bien vista por sus nuevos vecinos musulmanes, que entendían injusta para con los habitantes de la vieja Palestina. Al día siguiente dio comienzo un conflicto bélico que dura ya más de sesenta años...

   Para entonces Israel ya no era la misma ni volvería a serlo. La tortilla había dado la vuelta y nuestro nuevo estado hebreo se granjeó de buenas amistades, garantizándose una buena posición internacional, amén de un poderío armamentístico con el que hacer frente a los ataques enemigos. En lugar de amilanarse tomó por postura la de arrebatar a la vieja colonia Palestina la parte designada por la ONU, adquiriendo de este modo un territorio cada vez mayor y generando conflictos militares y sociales de gran calado en regiones como Gaza y Cisjordania. 

   No debemos olvidar a este efecto que los judíos habían tenido tiempo para emigrar por el mundo, y tampoco su entusiasmo financiero... ello incentivó que pudieran hacerse un hueco en la mayor ciudad de negocios del Planeta, Nueva York, en el imperio del capitalismo, Estados Unidos, adquiriendo una amistad más que sincera, obligada, entre ambos países.

   La inestable situación en Oriente Próximo era a menudo obviada por los líderes del mundo, que no querían molestar a la poderosa y huérfana Israel... por no entrar a hablar de la proliferación de nuevas contiendas entre Occidente y Oriente a causa del petróleo.


    De este modo llegamos al presente, en que una destrozada Palestina exige a Naciones Unidas que se le devuelva lo que es suyo, que se le reconozca (de nuevo) como Estado. Es hermosa la nueva situación porque la reivindicación del asiento 194 para Palestina, no es asqueada por el mundo, a falta de votaciones oficiales, se calcula que unos  120 estados (de los 193) estarían dispuestos a dar su apoyo al pueblo musulmán, en el que feliz y orgullosamente puedo decir que se encuentra España.

   Pero como es bien sabido, Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, no conseguirá lo que pretende. Antes de que la Asamblea General de Naciones Unidas pueda votar, se requiere de la aprobación de 9 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad (lo cual no es un problema) el quid recae en que cinco de estos miembros lo son en calidad permanente y tienen derecho al veto. Uno de ellos, lo habréis adivinado, es Estados Unidos.

   El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, siempre se ha considerado un hombre abierto al diálogo y al progreso en las relaciones con el mundo musulmán. Receptor del nobel de la paz, pareciera que Obama sería por fin la horma para un país que muy a menudo se ha mostrado excesivamente capitalista, conservador e intolerante. Por desgracia pesa mucho la relación con un lobby que domina en Wall Street y el de una sociedad que pronto le pondrá nota en las elecciones de 2012. En una muestra de absoluta cobardía nuestro amado líder dice algo así como que "no hay atajos para conseguir la paz". Juzguen ustedes mismos.

   Mientras, en el seno de Naciones Unidas, el plan del norteamericano no es otro que el de evitar que el resto de estados voten en favor de la tramitación del Estado Palestino, obviamente, para no quedar con el culo al aire frente al mundo, para que su país no quede como lo que es y siempre ha sido. Por desgracia para Obama, todo apunta a que su vil jugarreta no dará fruto... la presidencia del Consejo de Seguridad es de Líbano, y la de la Asamblea General de Qatar, una vicepresidencia es de Irán. Con este cartel, todo apunta que EEUU se quedará solo. Tendrá que vetar, para más tarde recibir un clamoroso SÍ a Palestina proferido por más de cien países. Éste se negará una vez más, con su estúpido poder de veto, quedando como la voz intolerante del mundo, como el presidente negro que dijo NO a Palestina por ser un preso de Israel.

(...)

   Es un juego paradójico este de Israel y Palestina, de dominantes y dominados, sólo espero amigos bloggeros que algún día se conviertan en dos hermanos entre los que la convivencia sea pacífica. Porque lo merece Israel. Porque lo merece Palestina.

Un pájaro se posa sobre la alambrada del puerto de Ashod, en el sur de Israel.


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