by Jesús Morales Serrano... Con la tecnología de Blogger.
sábado, 10 de septiembre de 2011

Iglesia

4 comments

   La historia que hoy os traigo nos obliga a cabalgar en el tiempo, dos mil años atrás. Cuentan las escrituras que en Belén, en el seno de una familia pobre nació un niño. Ese niño habría de llevar por nombre el de Jesús, igual que yo, y fue célebre por sus trascendentales reflexiones acerca de vida, muerte, sociedad o economía; también se dice que obró milagros y, lo que es más, que se autodenominaba hijo de Dios hecho hombre, hijo de Dios en la Tierra.

   Se rodeó de un puñado de amigos y encomendó a su favorito, Pedro, fundar su iglesia la que habría de compartir sus reflexiones y hacer llegar su mensaje al mundo.

   Lo que no dijo, aunque quizás sabía, es que esta institución se convertiría en la más multitudinaria y poderosa del planeta.

...

   Mucho tiempo ha pasado desde entonces y a menudo me pregunto si esa humilde piedra que simbolizaba el apóstol debía evolucionar en el majestuoso templo que reside hoy en la plaza de San Pedro en el Vaticano.

   La vida y palabra de Jesús fueron absolutamente ejemplares, creo que es algo de difícil discrepancia, aún partiendo de la diversidad de criterios morales que cada uno establece en su fuero interno. Hablaba de apartar lo terrenal, compartir con el pobre, el débil, el marginado, el niño... hablaba de amar al prójimo.

   Pero volvamos a la historia, esta vez cabalgaremos a un pasado algo más reciente, el siglo XVI, durante esta centuria España se hacía con la hegemonía del mundo con un imperio que no veía ponerse el sol, todo empezaba en 1492 con el descubrimiento de América, y el visto bueno de los mandatarios del reino, los Reyes Católicos, y aún más importante del papa Alejandro VI con el que firmarían las Bulas Alejandrinas, que daría pie al Tratado de Tordesillas con Portugal. Con este pacto, y con la concesión a Castilla y Aragón de la parte más generosa del nuevo continente, los monarcas debían comprometerse a enviar emisarios católicos que evangelizaran y bautizaran a los allí residentes. Por desgracia para estos últimos, su propia religión y su cultura fueron concebidas como salvajes y las personas como animales. He tenido ocasión de leer muchos episodios de las colonizaciones y no sólo se les despojó de sus raíces, se les humilló y maltrató en virtud a estas. Por no entrar a hablar de la Inquisición Española (que me llevaría un par de entradas) que durante más de trescientos años llevó el terror y la muerte para aquellos que no rezaban al mismo Dios, también esta institución habría de volcarse al resto del imperio.

   Avancemos en el tiempo, esta vez con las Guerras de Religión que asolaron Europa a finales del XVI y durante el XVII, con la nueva visión de los protestantes: Lutero y Calvino, se daba pie a una mayor interpretación y acceso a los textos sagrados. Estas guerras, especialmente intensas en el Sacro Imperio Romano Germánico, los Países Bajos, Francia y España, arrasaron consigo miles de vidas, no sólo de militares, también de civiles.

   Me indigna especialmente la posición de la Iglesia Cristiana Católica en el siglo XX, en una muestra de absoluta carencia de integridad el papa Pío XII apoyaba con una mano al pueblo hebreo y con la otra comulgaba con el gobierno nazi de Hitler y su política antisemita, como demuestran la firma del Concordato Imperial entre la Santa Sede y el Tercer Reich, o la investigación de John Cornwell. O en mi país, en que la Conferencia Episcopal y el propio Pío XII refrendaron el golpe de estado del bando nacional encabezado por el general Francisco Franco.

   Pero la historia, por importante, no es más que eso, historia. La política actual del nuevo gobierno papal, en este recién estrenado siglo y milenio, no puede dejar de parecerme rancia y fóbica.

   El líder Benedicto XVI rechaza el uso de anticonceptivos, que no sólo previenen el embarazo no deseado, evitan la contracción de ETS; la presencia femenina en los más altos cargos de gobierno, en una sociedad donde la igualdad ya no es costumbre sino norma; la investigación científica con células madre, absolutamente fundamental en la cura y tratamiento médicos de multitud de enfermedades como el cáncer; el matrimonio entre personas del mismo sexo, que del mismo modo que el heterosexual se sustenta en el mejor y más cristiano de los sentimientos, el amor; la muerte asistida o digna, solicitada por un paciente que quizá respira pero ni vive ni volverá a vivir nunca; o el aborto en situaciones reconocidas por la mayoría de legislaciones modernas y coherentes, muy especialmente, en caso de violación.

   Lo que más me desconcierta es ese fomento de repudia hacia aquellos que no viven de acuerdo con los cánones católicos, quiero pensar en una noticia que veía esta semana acerca de un episodio de eutanasia en Huelva, en que la familia y el paciente habían solicitado la muerte del último; mientras tanto, una plataforma “pro-vida” se entrometía en el proceso y lo denunciaba judicialmente. Una muerte abalada por la ley.

   Es cierto que mantiene la nomenclatura de su inspirador, Jesucristo, pero también lo es que no se ha convertido, al menos bajo mi punto de vista, en la Iglesia que Él hubiera deseado. Estoy convencido que no hubiera erigido un palacio de las dimensiones del Vaticano, que no hubiera instalado dos televisores gigantes a sus puertas, que no hubiera forzado a nadie a seguir sus pasos, ni hubiera criticado, aún menos perseguido a aquellos que discreparan ideológicamente, no hubiera apoyado a Hitler ni a Franco, ni a ningún otro dictador, pues se apoderan de la voz de su pueblo y de su libertad.

   Más allá de esta postura ciertamente machista, homófoba o cerrada al avance de la ciencia y la medicina. Soy consciente y, no pretendo ser injusto, de que la institución de la que os hablo va mucho más allá de los muros de Roma.

   Me he criado en un seno católico y estoy francamente orgulloso de haber recibido conocimiento de la vida y obra de Jesús, de hecho, más allá de lo que haya podido aprender en el cole, siempre he sido autodidacta (o al menos en este punto) y me he permitido leer textos de los evangelios. Así por ejemplo, considero que la enseñanza del antiguo testamento, no es que deba estar prohibida, es que queda automáticamente excluida, al menos en una buena parte, si atendemos a la doctrina de Cristo.

   Conozco y admiro el trabajo del clero de base, el clero regular, muchísimas personas que viven y aman esta institución, y que se mueven únicamente por el sentimiento de pura entrega y no de lucro. Así, cuando he visto en los últimos años campañas laicas contrarias a marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de Impuestos lo he considerado absurdo, no tanto porque la ayuda pública estatal sea mala, sino porque la que suministra hoy por hoy la Iglesia Católica tiene un peso importantísimo y sufraga buena parte de los comedores sociales, centros educativos concertados, asistencia a los indigentes o a la tercera edad y, en general, un complejo de ayuda benéfica de indudable calidad.

   Esta entrada se la debo especialmente a dos de mis tías, a las que quiero y admiro, ellas son trabajadoras en esta institución y seguidoras de la palabra de Jesús, que ahora también es suya, les pertenece. Ellas son Iglesia, pero desde luego, no la misma que se cuece en los despachos de Roma o de Madrid. Quizás el cristianismo actual exige una revolución como la que se vivió en 1789, de quiebra con el feudalismo, la sociedad estamental y la monarquía en Francia; quizás hemos llegado a la conclusión de una era y vivimos el despertar de una nueva, quizás el amanecer de otro año cero, quizás Jesús Cristo haya vuelto a la Tierra y ahora reclama lo que es suyo, reclama su Iglesia.

Expulsión de los mercaderes del templo. El Greco.
Mt. 21, 12-27; Mc. 11, 15-17; Lc. 19, 45-46; Jn. 2, 13-25.


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4 comentarios:

  1. Jesús, ¿estás seguro que se lo dedicas a tus tías? No sé, permítete dudar, pero no creo que te apoyaran. Porque como tú bien has dicho forman parte de ella, yo también me considero Iglesia.

    En cuanto a BXVI, considero que no te has parado a leer ningún texto, te animo. Para que veas que escuchar a el Vaticano es igual, mejor,con todos mis respetos, que ya sabes, a tus tías. De lo contrario, ¿qué harían ellas? Te recomiendo que leas algo del Papa. Ya me dices.

    En cuanto a el apoyo del papado de Pío XII a dictadores, es irracional. No sé quién te lo habrá contado, pero no tiene ningún fundamento.

    Espero no parecer borde, pero me ha parecido bestia lo que has dicho. Si realmente conocieras la Iglesia, no dirías eso. Busca más.

    Un saludo!!! ;)

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  2. ¡Me encanta y agradezco tu comentario!. Verás, por supuesto que conozco y me he permitido leer mucho, antes de escribir cualquier entrada lo hago. Como he querido expresar con mis palabras, he tratado de fundamentar ésta en la historia, fuente poco o nada discutible (así, respaldo histórica la existencia de Jesucristo).

    Cuando afirmo que Pio XII sustentó la longevidad de los gobiernos de Adolf Hitler o Francisco Franco (olvidé el de Mussolini), no lo hago al azar ni porque me lo haya contado nadie, obviamente tampoco lo viví :), lo hago desde la trascendencia a nuestros días de su controvertida posición en la IIGM. No me malinterpretes, soy conocedor del apoyo público de este Papa al pueblo judio y que por este motivo gran parte de la comunidad católica desea canonizarlo (desconozco si ya es santo) me parece loable que utilizara su poder como refugio para los débiles (en este caso hebreos); pero también lo soy de su respaldo, a luz de sombra, del gobierno nazi, que con los años ha reprochado públicamente el propio estado de Israel (así me permito dirigirte a la inscripción de la séptima sala del Yad Vashem, en honor a las víctimas del holocausto) o los pormenores de la investigación de Cornwell.

    No quiero mover más este tema, que en cualquier caso, y como digo en la entrada ya forma parte de la historia... el propio estado español tiene, como dejo escrito, mucho de lo que disculparse... y Europa en general. Valgan de ejemplo las colonias (el reparto de África y demás...).

    En lo que a Benedicto se refiere, agradezco sinceramente tu sugerencia. Creo que en la Iglesia, como en todo en esta vida, la importancia nace de las bases, pues sin ellas no habría líderes. Creo que es bueno y hasta sano para la integridad de esta institución que se debata vivamente acerca de puntos tan accesibles como la evolución en rol femenino.

    Por último no se si mis tías compartan o no mi opinión pero, desde luego, lo he escrito desde el más profundo cariño, no solo hacia ellas sino hacia toda la comunidad que constituye la Iglesia. Puedes darte por aludida ;)

    Una vez más, gracias.

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  3. De veras, agradezco que no te hayas puesto borde, porque por un momento pensé borrarlo. Incluso de mí. Pero dije, lo he hecho y punto.

    Gracias por tu comprensión.!!

    Un besazo!!!!!!!!

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  4. jaja no te preocupes por nada. Al contrario me alegró mucho que expusieras tu opinión en contraste con la mía. Como blogger sabes que no hay nada más satisfactorio que recibir un comentario, porque significa que hay personas que se interesan por lo que haces y escribes.

    Un beso muy fuerte.

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