Hola a tod@s! Tras unos días de relax veraniego, (ventajas del estudiante boloñés) regreso con savia nueva para Diente de León... es el disfrute de mis ojos, los que aún esperando volver a salir del país, son conocedores de la belleza de España.
Acostumbrado a la vida en Madrid, dónde el ruido y la preocupación, no son costumbre sino norma; y aún en busca y encuentro de paz en lugares tan entrañables como la Casa de Campo o el Retiro... la vida del ciudadano de a pie, se desenvuelve en un constante desconcierto... el olor del metro, el color del asfalto o el timbre del semáforo confunden los sentidos y bajan el ánimo.
No quiero decir con ello que Madrid no sea una ciudad sobresaliente, mentiría... pero como suele ocurrir en estas grandes urbes, especialmente para quiénes no procedemos de tales, la rutina deviene estresante.
El reencuentro conmigo en las andaluzas playas de Vera o Mojácar... es lo que quiero compartir con vosotros: es el calor de una tierra absolutamente mágica, donde un enjambre de casas blancas, de flores rojas, amarilllas y moradas decoran las callejas de pueblos perdidos, de señoras que salen a las puertas de su casa a tomar el aire y decoran las suyas con platos y fotos de antaño.
Mojácar
Es otra visión de un mismo país, que se permite salir del pueblo a disfrutar de lo mejor del mar y una gastronomía soberbia... De cálidos despertares y conmovedores atardeceres. De noches largas, que acompañando a la cultura, se aprovechan por completo.
Garrucha
Lugares de cuento, en que, y esto no es ningún secreto, habita la magia.
0 comentarios:
Publicar un comentario